De aquel mirador en el monte, solo recuerdo la ira de mi padre la tarde que se me cayó un balón desde lo alto hacia el río. Lo perdimos para siempre, el balón y la tarde.
Ayer volvimos, paseando.
-Mira que hace tiempo que no venimos por aquí...
-Pues sí, voy a cumplir ahora 46 años, y tendría entonces unos 6... cuando lo de la pelota.
-... pues sí... cuarenta años...
Él también recordaba el balón.
-...
Y entonces sonríe, con esa malicia que le hace brillar desde el horizonte.
-Y ya ves, nosotros no hemos cambiado nada....
Y nuestra risa vuela, jugando a los ecos, también hasta el río.
Afortunado o pai. Afortunada tamén a filla.
ResponderExcluirParabéns aos dous.
Pois penso que si. Somos afortunados. Sinto-me bem ao seu lado, ainda que seja um cascarraivas... Sempre corre um fio de humor que nos reconforta. Beijinhos.
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