quinta-feira, 25 de outubro de 2012

Eppur si muove...

Me mira de arriba abajo cuando salgo de casa arreglada, censurando mi gusto. Me mira también, crítica e hiriente, cuando salgo con el íntimo look de hippy trasnochada, porque me falta voluntad para vestirme. Tropiezo con su mal disimulada vergüenza  si salgo en pijama a llevar la basura y saludo a los vecinos que se arromolinan a esas horas en la terraza del bar.
Dice que ya chocheo cuando me enredo con alguna palabra o levanta la vista al cielo si no recuerdo el nombre de sus amigos más habituales.
Esta mañana la sorprendí saliendo de mi cuarto apurada. Lanzó un grito de delincuente venial y, entre las risas, como restos del saqueo, aleteaba en el aire mi perfume.

2 comentários:

  1. ja ja muy bueno...
    Nosotras hicimos lo mismos con nuestras madres, yo por lo menos...Incluso ahora a veces lo sigo haciendo sin darme cuenta y le censuro algunas cosas y la verdad es que no tengo derecho. ¿O si?, No se. Supongo que hay que ser madre
    Y de esos pequeños hurtos ¡¡ya ni te cuento!!

    Por cierto ¿a que hora sacas la basura?...
    Es que tiene que ser un espectáculo!!!
    bs

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  2. Sí, todas hemos hecho eso para después adoptar en parte hábitos de esos de "ya me lo decía mamá"...Yo estoy empezando. Deséame paciencia XD

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