Entró en el baño de mujeres y se miró en el espejo mientras lavaba las gafas bajo el grifo.
-Por Dios! qué cara más horrible tengo!- dijo en voz alta. Sin dramatismos, como una queja rutinaria por el rostro cansado en el que acababa de reconocerse.
A su lado, una compañera, arrugó el gesto y pareció seguir el hilo de la conversación:
-Sí, este calor a estas alturas de octubre... es muy molesto...
Y entonces se dio cuenta de dónde nacía su problema. Casi se resistió, pero no pudo, no encontró valor ni voluntad suficiente:
-Es que no sabes ni qué ropa ponerte...
-Sí-continuó la otra -y lo peor es el calzado, botas, sandalias... -
-Es un lío, a ver si viene el otoño de verdad, que es lo que toca....-
Y salió del baño perdonándose otra vez. Con los hilos de su exclamación primera deshilachados en el gesto. Con su conversación remendada, mal zurcida a la boca. Sabiendo que todavía no era capaz de mantener el rumbo.
Pau, qué pasa? Me estas preocupando...Quizás deberías cogerte un día o dos si puedes para ti sola. Yo lo hice hace cinco años en circunstancias parecidas y ya ves cuántas cosas cambié!!! Y todo porque mi madre me dijo: sabes lo que no quieres, pero ahora debes saber lo que sí quieres y después ve a por ello!
ResponderExcluirBeijinhos
Tienes razón, pero es complicado. Ni es exactamente saber lo que sí quieres, es concedérselo a uno mismo. No sé.Pero no olvides que todo esto son ejercicios de escritura!! :))ESo sí, no son ciencia ficción, no. Beijinhos.
ResponderExcluirPor cierto, pensé que no se iba a entender. Siempre lo pillas!