sábado, 18 de junho de 2011
La tía Olga
La tía Olga había vivido en Moscú, en París y en algún país africano que ahora, mientras caminamos, no recuerda. Era capaz de hablar hasta catorce idiomas y mientras me lo cuenta y caminamos, el viento se va llevando sus palabras. Venían solo cada dos años ella y su marido a pasar quince días en el mes de julio. La recuerda muy bien porque llegaba cargada de maletas y regalos, llevaba el pelo corto de las mujeres de la belle êpoque y, aunque ella era pequeña, siempre se paraba a escucharla como si tuviese algo importante que decir, sin sonrisas piadosas de adulto para criatura. No tenía hijos y en esos quince días de verano ambos entraban y salían de la casa sin horarios, desconcertando a la familia. La risa de la tía Olga se adelantaba llenando las calles de madrugada y se hacía susurro cuando llegaba a la puerta. Una mañana a mediodía todo se convirtió en silencio. El viento se lleva sus palabras y arremolina los recuerdos. Recuerda, sobretodo, la manera en que se quedó haciendo círculos con la cuchara en la sopa cuando su padre les dio la noticia. Venían de la playa y el coche de unos ingleses se salió en una curva, chocó contra el vehículo de la tía Olga y ella, que conducía, salió por el parabrisas despedida. El marido estuvo en el hospital durante meses y después nunca más supieron de él. Era una sopa amarilla con fideos muy gruesos. La cuchara daba vueltas temblando contra la porcelana.
Buuuf. Todos tenemos una tía Ofelia. La mía me llamó un mes antes de su muerte para verme (¿despedirse?) después de un enfado familiar de 20 años.
ResponderExcluirPerdón: Olga.
ResponderExcluirCuéntame otra vez la historia y hacemos una capsulita. ;)
ResponderExcluirBjs.
Emocionante.
ResponderExcluirLa escena de la sopa es brutal.
bsss
Es brutal, sí. Me la contaron así. Me impresionó. besos, linda.
ResponderExcluirNo sé quien te la contó, Pau, ni porqué, yo soy sobrina de la tía Olga y no en sentido figurado. Yo iba en el coche, con mi hermano y mi tío. Y el recuerdo de la tía Olga no se borra, siempre está con todos nosotros. Un beso.
ResponderExcluirMe ha dado un vuelco el corazón al leerte! Una buena amiga me habló, mientras caminábamos y el viento se llevaba sus palabras.. esa historia. Se la cogí prestada para contar en pocas líneas.. Y se la regalé. También a ti. Un beso muy grande. Es como tallar con palabras grandes historias y condensarlas. Espero que no te haya parecido mal.. Siempre puedo borrarla, claro!
ResponderExcluirY no quise verla...
ResponderExcluirBonita historia triste, Pau... Tienes una especialidad en este género.
ResponderExcluirBuf!!! Este "buf" es por la historia de Marc y por la potencia del final, y por su eficacia mayor con los otros comentarios entremedias, y por llamarle Ofelia. Buf! Me gusta.
Merci. En realidad, mi tía se llamaba Salomé.
ResponderExcluirQue sepais que me acabo de entusiasmar escribiendo aqui todo un panfleto. Conciente de que este no es el foro adecuado, lo corté (para desarrollarlo por mi cuenta). Pero me hace gracia pensar que estuve a un clic de haceros partícipes de mis (amargas) elucubraciones. Quizás en un universo alternativo...
Eh! Vamos todos a Cronoviajes!, Link a la derecha, para conocer a la tía Salomé! Besos, marc. Y gracias!
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