domingo, 16 de setembro de 2012

El pequeño Martín

Martín ha llegado con la fruta madura de septiembre. Con los melocotones y las manzanas, con esta luz que se derrama en racimos entre las hojas, con estos atardeceres que se angostan de luz y traen ya las manos frías. Martín tiene dedos de mago y cuando los mueve hace flotar en el aire nuestras mejores sonrisas, nuestra mirada más dulce. Descubre ese hueco tibio que todos llevamos en el regazo, casi olvidado, e imanta estas miradas que no saben, de pronto, atender otra luz. A veces Martín llora y aunque no pasa nada, parece por unos instantes que no habrá nunca descanso. Pero después se calma y su paz, entonces, es una paz que se expande llenándolo todo, dejando todas las voces recortadas en susurros.

4 comentários:

  1. Genial, ya lo echábamos de menos. Así como tu le gargas las pilas a los demás. Nosotros también necesitamos visitar tu blog para relajarnos... Ahora a seguir...
    bs.

    Natalia

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  2. Paz. Sí. La paz no debería tardar tanto.

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  3. Que bien que Martín llegó a nuestras vidas. Que bien que visitó Sésamo. Que bien que haga que vuelvas a escribir :)
    Es precioso compartir lo que lleva uno dentro.
    Un abrazo!
    David

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  4. Sí, qué bien que vuelva tu poesía a deleitarnos. No deberías dejarnos tanto tiempo solos.
    Bjs

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