Cuando el cielo se vuelve gris y espeso. Tan denso y pesado que podríamos tocarlo con la mano solo con estirarnos un poco; cuando amenaza agua, todos nos cruzamos y decimos que va a llover y seguimos las nubes con la vista.
Después, cuando ya cae agua, sentenciamos convencidos: llueve! y corremos bajo la lluvia como si lastimase.
Me gusta esta necesidad de contarnos cosas. De contarnos lo evidente. De comunicar. De tener el cielo como recurso para no alejarnos demasiado. De tender cuerdas o líneas de sonrisas o de lágrimas. De hablar. De no sentirnos solos.
Aquí te dejo un enooorme abrazo para que lo uses cuando lo necesites. Y si necesitaras más solo tienes que contarlo.
ResponderExcluirbss parrula
Gracias preciosa. Sé que estás incluso sin que llueva. Beso.
ResponderExcluirEsa calidez, esa conversación que arropa...sí, es muy bueno!
ResponderExcluirBeijinhos
Es hablar por hablar. Una delicia.
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