-Olha mamai, neste livro falam que os cosmonautas dormem atados.
-Pois é, Clara. Na nave não há gravidade e boiam no ar.
-Mas podem dormir no ar...
-Então bateriam com todas as paredes.
-... mmm... pois eu achava divertido dormir boiando...
-E eu também!- soma-se o Nicolás- o que se passa é que a mamai nunca nos deixa!
quinta-feira, 29 de abril de 2010
segunda-feira, 26 de abril de 2010
Vecinos. La casa embrujada.
En la casa embrujada de mi aldea viven ahora unos jóvenes con dos niños. Parecen felices y tranquilos, dejan las puertas abiertas y por la finca solitaria vuelven a pasear los gatos. Hace unos días Nicolás hablaba con ellos de lado a lado del camino. Me asomé, más por curiosidad que por cualquier temor a su manera de hacer relaciones.
Ella, la vecina, con su sonrisa tan larga y alegre como su falda nos dijo:
-Hola! os apetece un trozo de tarta?
Nico y yo nos miramos para consensuar un sí:
-Pero es de chocolate?- preguntó él.
Ella se paró un instante dando la vuelta y reconoció, compungidamente, que no. No era de chocolate.
Aún así la perdonamos y ella volvió con un delicioso y grande pedazo de tarta con nata y frutas. Desupués hablamos. Ahora sé que es bailarina.
-Sois amigas, mamá?
-Pues no sé Nico, acabo de conocerla...
-Pues sí que sois amigas, mamá, que lo sepas...
Ella, la vecina, con su sonrisa tan larga y alegre como su falda nos dijo:
-Hola! os apetece un trozo de tarta?
Nico y yo nos miramos para consensuar un sí:
-Pero es de chocolate?- preguntó él.
Ella se paró un instante dando la vuelta y reconoció, compungidamente, que no. No era de chocolate.
Aún así la perdonamos y ella volvió con un delicioso y grande pedazo de tarta con nata y frutas. Desupués hablamos. Ahora sé que es bailarina.
-Sois amigas, mamá?
-Pues no sé Nico, acabo de conocerla...
-Pues sí que sois amigas, mamá, que lo sepas...
sexta-feira, 23 de abril de 2010
Una piedra en el alma
Hace ya casi tres años y hay días en que todavía duele mucho. Hoy duele. Es un dolor sordo como el de las rodillas los días de lluvia. Un dolor que acompaña y no olvida. Hoy duele. El silbido largo de un mirlo como una piedra en el alma. (Ya te lo había dicho, lo sé).
Puede que esta crisis aguda sea porque no he tenido tiempo de contárselo. No he podido decirle que ya somos libres. No he podido abrazarla y decirle que ya no va a llamar más a nuestra puerta. Que somos libres. Tampoco he podido contarle que siento lástima por él y ella no ha podido hacer aquel gesto de “olvídalo” entre sonriente y comprensiva. No ha podido acariciarme los cabellos y decirme que no me preocupe. Ella no va a llamar hoy por teléfono para preguntarme si estamos bien y contarme que ha pintado de nuevo un barco velero con un timonel y un jarrón con flores rosas desmayadas.
Hace casi tres años y todavía en días como hoy hablo con ella.
Puede que esta crisis aguda sea porque no he tenido tiempo de contárselo. No he podido decirle que ya somos libres. No he podido abrazarla y decirle que ya no va a llamar más a nuestra puerta. Que somos libres. Tampoco he podido contarle que siento lástima por él y ella no ha podido hacer aquel gesto de “olvídalo” entre sonriente y comprensiva. No ha podido acariciarme los cabellos y decirme que no me preocupe. Ella no va a llamar hoy por teléfono para preguntarme si estamos bien y contarme que ha pintado de nuevo un barco velero con un timonel y un jarrón con flores rosas desmayadas.
Hace casi tres años y todavía en días como hoy hablo con ella.
quinta-feira, 22 de abril de 2010
La flor del cerezo o mañana de Acción de Gracias.
Esta mañana me he dejado bautizar por las flores de los cerezos.
Pétalos de recién nacido tocaban el aire, apenas.
Había algo sagrado en la calma pagana de la luz sostenida
por los pájaros.
Vi las golondrinas absortas en su vuelo
para reflejarse azules.
Esta mañana
me he dejado bautizar por las flores
derramadas
de los cerezos.
Pétalos de recién nacido tocaban el aire, apenas.
Había algo sagrado en la calma pagana de la luz sostenida
por los pájaros.
Vi las golondrinas absortas en su vuelo
para reflejarse azules.
Esta mañana
me he dejado bautizar por las flores
derramadas
de los cerezos.
quarta-feira, 21 de abril de 2010
S-e-d-e
-Mamai tenho sede...
Há uma pausa de essas que podem suceder pelo esvoaçar duma mosca ou por um pensamento fugaz como as estrelas.
-... com que letra começa “sede”?
Eu estou a escobar os dentes, e simplesmente olho para ele com esse aceno que devolve a pergunta porque sei que ele sozinho sabe a resposta. E continua:
-Com “S”!!
E assim como está de pé no chao, sujeito apenas por uma perna porque a outra brinca de diante para trás, pinta no ar com um dedo: S.
-E depois?
Mais uma vez apenas falam os olhos.
-”E”!
E eis que se emociona e sai a correr cara a cozinha. Pega no quadro e continua:
-”SE-DDDE” ... e agora um D! e depois um E! Olha mamai: SE-DE!!!
Depois foram os saltos e os abraços. O Nicolás já está a escrever. Salta e escreve em alta voz: sede, mamota, papá...
O sono desenha reticências para deixar pousar o fume de tanto amanhã por dizer.
Há uma pausa de essas que podem suceder pelo esvoaçar duma mosca ou por um pensamento fugaz como as estrelas.
-... com que letra começa “sede”?
Eu estou a escobar os dentes, e simplesmente olho para ele com esse aceno que devolve a pergunta porque sei que ele sozinho sabe a resposta. E continua:
-Com “S”!!
E assim como está de pé no chao, sujeito apenas por uma perna porque a outra brinca de diante para trás, pinta no ar com um dedo: S.
-E depois?
Mais uma vez apenas falam os olhos.
-”E”!
E eis que se emociona e sai a correr cara a cozinha. Pega no quadro e continua:
-”SE-DDDE” ... e agora um D! e depois um E! Olha mamai: SE-DE!!!
Depois foram os saltos e os abraços. O Nicolás já está a escrever. Salta e escreve em alta voz: sede, mamota, papá...
O sono desenha reticências para deixar pousar o fume de tanto amanhã por dizer.
terça-feira, 20 de abril de 2010
Y después.
Después de Budapest todavía nació la hija. En aquella suavidad de brote indestructible se hizo de nuevo, enontró la voluntad para el punto y final. Y después llegó él. El que traía el escenario del futuro, el que abrió las puertas y las ventanas, el que con sus manos grandes hizo un cuenco para darle de beber. Y sació su sed.
La mirada era nueva y ella podía asomarse sin miedo a la quietud oscura de sus aguas. A la profundidad. Aún así, durante mucho tiempo, no supo decir cómo eran los zapatos que quería, cómo quería peinarse, dónde querría vivir, cuál su color favorito. La frente en el escaparate y el nudo en la garganta sin saber quién era.
Solo había que esperar.
La mirada era nueva y ella podía asomarse sin miedo a la quietud oscura de sus aguas. A la profundidad. Aún así, durante mucho tiempo, no supo decir cómo eran los zapatos que quería, cómo quería peinarse, dónde querría vivir, cuál su color favorito. La frente en el escaparate y el nudo en la garganta sin saber quién era.
Solo había que esperar.
segunda-feira, 19 de abril de 2010
Diálogo com neuronas de estreia.
Apenas tem quatro anos e já estou a sentir inveja das suas velozes habilidades sociais.
O balanço sobe e baixa com as duas crianças no parque:
-Olá, eu chamo-me Nicolás. Ti como te chamas?
-Salvador.
-Jogamos a salvar pessoas?
Fizeram-se amigos para toda a tarde.
O balanço sobe e baixa com as duas crianças no parque:
-Olá, eu chamo-me Nicolás. Ti como te chamas?
-Salvador.
-Jogamos a salvar pessoas?
Fizeram-se amigos para toda a tarde.
quinta-feira, 15 de abril de 2010
Moby Dick
Antes o después tenía que suceder y tal vez haya sido un poco antes. Se encontró con una pequeña ilustración de Moby Dick. Estaba entre otras esparcidas de diferentes cuentos infantiles en una revista: Caperucita, Los tres cerditos, Los siete cabrititos... y Moby Dick.
-Isto de qué conto é, mamai?
Dudé un segundo en la conviencia de reconocerlo. Pero me pareció poco honesto fingir que no sabía y le contesté. Le contesté sin poner un ápice de teatralidad en la voz, restando propositadamente escamas de misterio a las palabras:
-Isso é Moby Dick, a baleia branca.
Su dedo permanecía paralizado en las páginas señalando el dibujo, pero sus ojos buscaban el rastro de la historia mientras yo, más que verlo, intuía sus ojazos negros esperando. Me limité a continuar preparando la ropa para el día siguiente, nombrando conscientemente cada pieza como un mago que distrae a su público.
Esperó un instante:
-Moby Dick? Uma baleia?
No me podía escapar. Le expliqué que era una novela y que el libro tenía que estar en la habitación de su hermana, que un día podría leerla pero que todavía era muy pequeño.
Salió corriendo para el cuarto de la hemana mayor a la caza de Moby Dick.
En dos minutos estábamos leyendo. Buscaba las escasas ilustraciones con su paciencia rígida y todavía muy verde. Yo leía y de vez en cuando preguntaba:
-Até aqui, Nicolás? Paramos?
-Nao, até que saia a baleia....
Y continuamos.
El sueño me ayudó a convencerlo y paramos en el capítulo 3. Pero entonces surgió la pregunta como una bengala:
-E no final, mamai, cazam a baleia??!
-Não sei Nicolás, não lembro... eu nao li este romance. Temos que chegar até ao fim...
-Não se cazam baleias. Não se cazam baleias. Não se cazam baleias.
-Temos que chegar até ao fim, Nicolás, já veremos.
E foi entao quando começou a chorar. Primeiro um aceno de angústia, depois um pranto imparável. A chorar. Lágrimas alagando a sua face pequenina de criança, lágrimas caindo na almofada. Lágrimas a salgar os beijos que eu lhe dei.
-Não quero que matem a Moby Dick.....
Hoje amanheceu sendo baleia branca. Entre palavra e palavra intercalou um jato de mar saíndo entre os dentes.
(A alternância de línguas foi sem vontade... mas lá fica. É possível mais harmonia??)
-Isto de qué conto é, mamai?
Dudé un segundo en la conviencia de reconocerlo. Pero me pareció poco honesto fingir que no sabía y le contesté. Le contesté sin poner un ápice de teatralidad en la voz, restando propositadamente escamas de misterio a las palabras:
-Isso é Moby Dick, a baleia branca.
Su dedo permanecía paralizado en las páginas señalando el dibujo, pero sus ojos buscaban el rastro de la historia mientras yo, más que verlo, intuía sus ojazos negros esperando. Me limité a continuar preparando la ropa para el día siguiente, nombrando conscientemente cada pieza como un mago que distrae a su público.
Esperó un instante:
-Moby Dick? Uma baleia?
No me podía escapar. Le expliqué que era una novela y que el libro tenía que estar en la habitación de su hermana, que un día podría leerla pero que todavía era muy pequeño.
Salió corriendo para el cuarto de la hemana mayor a la caza de Moby Dick.
En dos minutos estábamos leyendo. Buscaba las escasas ilustraciones con su paciencia rígida y todavía muy verde. Yo leía y de vez en cuando preguntaba:
-Até aqui, Nicolás? Paramos?
-Nao, até que saia a baleia....
Y continuamos.
El sueño me ayudó a convencerlo y paramos en el capítulo 3. Pero entonces surgió la pregunta como una bengala:
-E no final, mamai, cazam a baleia??!
-Não sei Nicolás, não lembro... eu nao li este romance. Temos que chegar até ao fim...
-Não se cazam baleias. Não se cazam baleias. Não se cazam baleias.
-Temos que chegar até ao fim, Nicolás, já veremos.
E foi entao quando começou a chorar. Primeiro um aceno de angústia, depois um pranto imparável. A chorar. Lágrimas alagando a sua face pequenina de criança, lágrimas caindo na almofada. Lágrimas a salgar os beijos que eu lhe dei.
-Não quero que matem a Moby Dick.....
Hoje amanheceu sendo baleia branca. Entre palavra e palavra intercalou um jato de mar saíndo entre os dentes.
(A alternância de línguas foi sem vontade... mas lá fica. É possível mais harmonia??)
quarta-feira, 14 de abril de 2010
terça-feira, 13 de abril de 2010
Catorce rosas blancas
Catorce rosas blancas. Nicolás llegó con su “recado secreto”, custodiado por ellos, mis amigos, acompañando a su hermana. Catorce rosas blancas perladas de agua. Corría sujeto al ramo en alto, como si el ramo lo arrastrase. Venía con la prisa que llevan los secretos para ser descubiertos.
Las rosas eran ella. Catorce rosas blancas. Las rosas eran Clara que nacía de nuevo. Su sonrisa suave como los pétalos, la cabeza ladeada buscando siempre el perfil de su hueco.
El aire tenía dedos y llevaba pájaros en fiesta. Tal vez nosotros no pisábamos el suelo.
Catorce rosas blancas en las que enterré mis labios para besar a los cuatro. Para besar las miradas en las que al fin descanso.
Las rosas eran ella. Catorce rosas blancas. Las rosas eran Clara que nacía de nuevo. Su sonrisa suave como los pétalos, la cabeza ladeada buscando siempre el perfil de su hueco.
El aire tenía dedos y llevaba pájaros en fiesta. Tal vez nosotros no pisábamos el suelo.
Catorce rosas blancas en las que enterré mis labios para besar a los cuatro. Para besar las miradas en las que al fin descanso.
segunda-feira, 12 de abril de 2010
Abril 2010
Estos días han sido extraños. Días como cúpulas sagradas. Vértices en la vida.
El sol, que ya es extraño, se obstinó en iluminarlos, para ver con claridad y transparencia lo que no se puede olvidar. Escribimos un punto y final con el vientre preñado y los fondos sembrados de crustáceos acumulados por el reflujo del tiempo.
En una hora en la que tal vez se callaron las aves y la luz tocó la frente de un dios muerto en la maleza, el presente hizo cuentas al pasado y el eje de la vida enderezó en un temblor el equilibrio.
Los números no hacen trampa y las fechas baten las puertas y soplan como corrientes erizando nuestra piel.
El chocolate con jengibre propicia el silencio. El clavo y la canela anudan los recuerdos en la garganta.
Amalia perfuma la mañana y da brillo a la sonrisa y a la luz que resbala por mi propia piel y por las hojas tiernas de los cataños. Antonio me devuelve la mirada que un día rechacé decidiendo enterrarme. La trae azul como si la hubiese guardado envuelta en el mismo cariño con que me obsequiaba. Candela entra nadando hasta el fondo de mi alma, sirena hechizada, hasta rescatar del naufragio una niña que respira, todavía. Y en los ojos de la sirena aletea la armonía y se despereza mañana.
Los pájaros bendicen el instante. El silencio anida fugaz en las lenguas deliciadas de chocolate.
Xose dirige la voz de los pájaros que nos bendicen.
Tú, jorgeamado, recuerdas, eres la sal y la columna que sostiene la cúpula del cielo.
Tal vez faltábais vosotros. Tal vez sobre todo tú. O tal vez era así perfecta la tarde.
El sol, que ya es extraño, se obstinó en iluminarlos, para ver con claridad y transparencia lo que no se puede olvidar. Escribimos un punto y final con el vientre preñado y los fondos sembrados de crustáceos acumulados por el reflujo del tiempo.
En una hora en la que tal vez se callaron las aves y la luz tocó la frente de un dios muerto en la maleza, el presente hizo cuentas al pasado y el eje de la vida enderezó en un temblor el equilibrio.
Los números no hacen trampa y las fechas baten las puertas y soplan como corrientes erizando nuestra piel.
El chocolate con jengibre propicia el silencio. El clavo y la canela anudan los recuerdos en la garganta.
Amalia perfuma la mañana y da brillo a la sonrisa y a la luz que resbala por mi propia piel y por las hojas tiernas de los cataños. Antonio me devuelve la mirada que un día rechacé decidiendo enterrarme. La trae azul como si la hubiese guardado envuelta en el mismo cariño con que me obsequiaba. Candela entra nadando hasta el fondo de mi alma, sirena hechizada, hasta rescatar del naufragio una niña que respira, todavía. Y en los ojos de la sirena aletea la armonía y se despereza mañana.
Los pájaros bendicen el instante. El silencio anida fugaz en las lenguas deliciadas de chocolate.
Xose dirige la voz de los pájaros que nos bendicen.
Tú, jorgeamado, recuerdas, eres la sal y la columna que sostiene la cúpula del cielo.
Tal vez faltábais vosotros. Tal vez sobre todo tú. O tal vez era así perfecta la tarde.
segunda-feira, 5 de abril de 2010
Andorinhas
Todos os anos celebro a chegada das andorinhas porque elas rascunham no céu esses dias que tanto esperamos os que moramos sob a chuva. Saio do trabalho nos primeiros dias de Março e procuro entre os pássaros que voam sobre a lagoa do Rosadoiro. Quando as vejo, que normalmente é uns dias antes do S. José, fico feliz. Envio sms aos amigos, dou brincos ao chegar a casa, conto ao Nicolás para que seja feliz comigo... Este ano não comentei que as vim voar cheias de festa dias antes do 19, porque já em Janeiro, para a minha surpresa, havia algum par esvoaçando na Lagoa.
Mas hoje recebi um presente: Maria obsequiou-me com um livro intitulado “El esnobismo de las golondrinas” de Mauricio Wiesenthal. O ano passado ela mesma, também pelo meu aniversário, encontrou outro título: “Vinieron como golondrinas”, de William Maxwell. Um livro delicioso. As andorinhas estão coladas aos meus dias. Se eu for um pássaro, que diria a brincadeira, seria andorinha. Se eu for um som, seria andorinha em Agosto: se eu for uma cor, seria azul andorinha; ser for caligrafia, seria andorinha; se for uma dança, seria andorinha; se for nódoa no céu, seria também andorinha.
Elas estão cá. Levam dias desenhando o céu. Ainda não gritam nas praças adiando as tardes cálidas do verão, mas as pedras começam a recordar.
Mas hoje recebi um presente: Maria obsequiou-me com um livro intitulado “El esnobismo de las golondrinas” de Mauricio Wiesenthal. O ano passado ela mesma, também pelo meu aniversário, encontrou outro título: “Vinieron como golondrinas”, de William Maxwell. Um livro delicioso. As andorinhas estão coladas aos meus dias. Se eu for um pássaro, que diria a brincadeira, seria andorinha. Se eu for um som, seria andorinha em Agosto: se eu for uma cor, seria azul andorinha; ser for caligrafia, seria andorinha; se for uma dança, seria andorinha; se for nódoa no céu, seria também andorinha.
Elas estão cá. Levam dias desenhando o céu. Ainda não gritam nas praças adiando as tardes cálidas do verão, mas as pedras começam a recordar.
La hija
Cuando ella nació, llovía. En la habitación del hospital unas palomas arrullaban somnolientas los primeros días de Abril y ella mamaba de mi pecho. Su cuerpo diminuto lo ocupaba todo, el cielo y el silencio, las ventanas y los cajones, las manos y los ojos, la respiración. Estaba en ayer y en mañana.
Cuando estiraba los dedos con sus uñas de papel tenía algo de brote vegetal y de pétalo. Y se agarraba a mi índice desproporcionado con el impulso antiguo de un latido.
No cabría en las palabras tanto amor. Es un párrafo nuevo. Una página en blanco que comienza un cuaderno.
Cuando estiraba los dedos con sus uñas de papel tenía algo de brote vegetal y de pétalo. Y se agarraba a mi índice desproporcionado con el impulso antiguo de un latido.
No cabría en las palabras tanto amor. Es un párrafo nuevo. Una página en blanco que comienza un cuaderno.