quarta-feira, 17 de outubro de 2012

Inercia filosófica

De todas las cuestiones relacionadas con la física, la que más ha conseguido intrigarme, más durante más tiempo y más veces, es la inercia. La inercia me parece una propiedad, a mí  me gusta más decir que es una virtud o tal vez un vicio, fascinante. Pensar que todo tiende a permanecer en el estado en que se encuentra, que todo pretende estabilidad incluso si esa estabilidad es el movimiento, me emociona. Supongo que la verdadera causa de mi entusiasmo es su fácil aplicación a la psicología, al comportamiento. La pereza de las mañanas, esa resistencia fulminante para salir de la cama. O la rutina, ese placer reconfortante en repetir los mismos actos un día tras otro, sintiéndonos protegidos y cómodos dentro de lo que no es más que aburrimiento. Los hábitos, buenos o malos, que se adhieren a nosotros con obstinación.
Todo esto viene al caso porque hay un pensamiento que me persigue desde que tuve conciencia de esta propiedad. Me persigue porque siempre me lo pregunto en un acto tan cotidiano como abrir o cerrar una puerta. Sobre todo si la puerta es de esas que se cierran solas retrocediendo con ímpetu hacia nosotros o dejándonos airadamente fuera, si ya hemos salido.
La cuestión es: ¿Cómo hacemos más esfuerzo (no diré fuerza, que sé que tiene truco la palabra) empujando para abrir una puerta que ya se está cerrando o empujando desde su estado de reposo?

4 comentários:

  1. Mira reina, la respuesta a tu duda es muy simple
    Si resulta que...
    1 kgf — 9.8 N
    4.5 kgf — x N

    que es igual a:
    xN= (4.5 kgf)(9.8 N) / 1kgf = 44.1 N
    2 min= 120s
    8 kgs/s= 800 m/s

    y calculamos la masa de la puerta...
    obtenemos:
    F= ma= mv/t
    m= Ft/v= (44.1 N)(120s) / 800 m/s = 0.66 kg

    por lo que evidentemente es más esfuerzo empujar la puerta desde su posición inicial que pescarla por el camino.
    Si ves que no entiendes algo hacemos una prueba, in situ, con la puerta del chollo que es la más PESADA y con mayor ÍMPETU que conozco.
    bss

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  2. Lo que yo decía....
    De lo que se deduce, sin duda, que por esa razón las puertas de la cantina en el Oeste eran de ida y vuelta...para economizar esfuerzos inútiles....

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  3. Pues ya sabes, a pillarlas al vuelo ;)

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