sábado, 30 de janeiro de 2010

Pedir perdón.

He discutido con él porque a veces, como le sucedía al Rey Lear, se olvida de quién le quiere. Paga con desprecios de anciano venerado el cariño de su hijo más solícito y no recuerda, o no sabe, cómo se pide perdón cuando el perdón está dado.
Mi hermano se fue blanco y callado, con palabras a medio vomitar entre los dientes. Volverá mañana porque conoce su sitio.
Pero yo me quedé y como no soy Cordelia, le he reñido. Me escuchó sentado junto al fuego, con el pelo blanco. Con los ojos que siempre me miran desde más arriba. Con esos ojos que cuando escuchan sonríen siempre desde lejos. Con esos ojos que envuelven las palabras más duras en papel de caramelo. A veces miraba al suelo, como para recoger el manto de armiño que viste su espíritu.
No sé cómo lo hace pero después le di un beso, le dije que lo quiero y que pedir perdón a un hijo no le va a hacer menos padre.Que el perdón no es limosna y que hace más rico al que lo ruega que al que lo otorga.
Me temo que no lo hará. No con palabras.

sexta-feira, 29 de janeiro de 2010

Hablemos del tiempo

Ayer hizo mucho frío. Hoy amanecimos en una crisálida de agua. Lluvia. Los pájaros afinaban el tono sobre las ramas más altas de los árboles todavía desnudos. Las mimosas se abrían paso con sus pequeñas pupilas amarillas y el agua corría por la tierra enloquecida buscando brotes para alimentar.
Yo simplemente pasaba entre las gotas. Protegida por esa película de luz de quien se sabe en paz.

terça-feira, 26 de janeiro de 2010

Anfitrião

O Nicolás mostra a nossa pequena casa com um orgulho que quase nem cabe nela. A sua amiguita Evellyn segue-o assomando-se a cada quarto que ele descreve: Cá dorme a minha irmã, cá durmo eu... e para terminar, sinalando o sobrado que fica sob o tecto e por cima dos quartos.
-E lá é onde moram os ratos, as aranhas e a árvore de Natal.
Assim de simples, a casa é pequena, mas há lugar para todos. Melhor é aceitar.

domingo, 24 de janeiro de 2010

Un gesto.

Estiro mi brazo hacia el estante superior del lineal en el supermercado. Alcanzo el paquete de coco rallado y lo incorporo al carro. Sencillo.
De pronto soy consciente de mi gesto y me quedo pensando. Absorta. Quieta. Sin poder moverme:
De camino a la tienda he pensado que era apetecible hacer una tarta de zanahoria como la hacía mi madre. Lo he pensado y he buscado zanahorias y después algo tan extraño y exótico a nuestro mundo como el coco rallado. Sin embargo ese exótico antojo se resume y soluciona estirando un brazo hacia el estante superior del lineal en el supermercado.
En otro país, un poco más al sur, los niños mueren de sed en brazos de sus madres. En otro país la tierra se sacude y entierra sin piedad y sin aviso, los cuerpos y las sombras de los que solo tenían el suelo que pisaban. En algún portal ha dormido, en mi país, arropado en el frío con los ojos abiertos por el miedo, un harapo de África que sobrevivió al mar.
Yo dejo caer el paquete de coco en el carro del súper y después hago la tarta como si fuese lo más importante de ese día. Consciente del azar y la suerte de mi gesto.

sexta-feira, 22 de janeiro de 2010

Queria ver-te

Perto das quatro da madrugada. Na penumbra do quarto sinto um olhar e acordo. O rosto do Nicolás está muito perto e sorri sem dizer nada, de pé junto à cama.
-Nicolás, digo assustada, tás doentinho, que tens?
E sem deixar cair o sorriso acaricia-me com a sua mão pequenina e quente e diz apenas:
-Queria ver-te.
A sua voz baixa leva-me fora do sono e vamos para o seu quarto. Em silêncio porque todos dormem. Deito-o de novo e então pede, cheio de ternura:
-Mamai, canta-me para que adormeça...
E eu canto, quase apenas recito:
-“Si me acaricias la cara tengo que darte um beso...”
E fecha os olhos com a minha mão colada ao seu peito, para ficar amarrado à consciência, um bocadinho.

quinta-feira, 21 de janeiro de 2010

Vecinos: Juan.

Juan es el hijo de Otilia. Su voz se arrastra gastada, y se cae por las ventanas o se escapa por debajo de las puertas como si estuviera suelta. Hace poco que ha vuelto de la cárcel y tal vez por eso no sale de casa ni a respirar. Solo a veces, si hace sol, se sienta en la escalera, abrigado, y fuma. Parece que espera. Como si esperar fuese también un vicio que se adquiere. Gruñe a los gatos que lo miran atentos con ese mismo eco de botella vacía con que grita a su madre. Y los gatos cierran los ojos como los cierra Otilia: entre pacientes y ajenos.
Los domingos barre y friega. Nunca saluda pero siempre responde. Pone música de rumba las tardes de verano y canta porque se sabe la letra.
Viven los dos en la casa, madre e hijo, y parece que cada uno viviera solo, sin el otro. Sin embargo supe que Juan había vuelto porque Otilia trajo de la tienda el paso apurado y dos barras de pan.

quarta-feira, 20 de janeiro de 2010

Vontade de primavera.

Hoje, a tarde que calhou tinha mais uma vez vontade de primavera. Havia esforço na luz que sorteava as raras nuvens. Havia um ar de estréia e havia, mais que qualquer outra coisa, andorinhas no Rosadoiro. O dia primeiro do ano, já falei, observei alguns “aviões” esvoaçando sozinhos e fiquei surpreendida, mas esta tarde um bando delas desenhavam no céu azul, quase limpo, as sua pequena caligrafia de caneta, como Maio.
Hoje, antes de saber que a primavera ia deixar recados nas janelas, chegou-me um e-mail saudoso e triste, doce e entranhável como um abraço. Alguém que, longe desta luz, falava da chuva “gotejando pelas vidraças como lágrimas”.
Mas nem em toda a parte é sempre chuva, nem em toda a parte é sempre dor. Por isso falo da tarde que hoje ficou azul e do carinho imenso que senti por esses olhos que viam chover. Tão perto.
Beijinhos.

terça-feira, 19 de janeiro de 2010

Recordar la verdad

Estas son las palabras de Sánchez Terán: No lo olvides: cuando no es posible el consuelo al menos hay que recordar la verdad, alzarse y trabajar por ella.

Hoy

Abrí la ventana esta mañana y me sorprendió el olor amarillo y afilado de las acacias. Escuché los pájaros y comprendí que habían permanecido en silencio. El aire tenía los dedos fríos, pero escondía las uñas. La reconciliación del invierno. El perdón de la primavera. La tierra que empuja para alumbrar mañana.

domingo, 17 de janeiro de 2010

Pulpo y vino

Lo dice entre bocado y bocado de pulpo. Un sorbo de vino blanco. Lo dice con esa sonrisa un poco cínica en los ojos y sin ápice de derrota: Una de las cosas que te preguntas inevitablemente cuando te vas a morir, cuando todo se está acabando, es qué coño hacías aquí. Para qué estabas, a santo de qué vinimos…
Pero después continúa y menciona a Confucio, sin soltar el tenedor que sostiene el bocado. Es inútil preguntarse porque no lo sabremos nunca. Todo funciona mecánicamente, habrá una razón primera,quién sabe lo que puso todo a funcionar, pero ahora todo es mecánicamente. Su mano izquierda traza un círculo en el aire que recuerda a los planetas en el vacío. Claro que habrá una razón… pero no lo sabremos nunca. Y entonces mastica el pulpo mientras la conversación se desliza olvidando de donde había partido.
Yo me quedo pensando, aún viendo su apetito, que tal vez ahora más que vivir, espera.

sábado, 16 de janeiro de 2010

Sucede a veces

Te cuesta deshacerte de él!- Medio exclamó, medio preguntó mientras yo seguía acariciándolo con las manos, con las dos manos, sin decidirme a soltarlo. Por los menos, creo, esperaba que alargase las suyas para acogerlo, no tener que depositarlo, casi abandonarlo, sobre la mesa.
Sonreí porque era verdad. Deshacerme de él, aunque supiera que iba a ser custodiado con el mismo cuidado que yo había tenido, me resultaba duro. No podría, en unos días, tal vez meses, incluso posiblemente años, volver a entrar en aquellos espacios, escuchar el sonido de aquellas telas, el bullicio de los niños jugueteando peligrosamente por los tejados y los jardines. No podría volver a probarme aquel broche de brillantes con forma de ramillete ni bajar las escaleras ajustando los guantes. La caricia de los hilos de las arañas flotaba entre los árboles abandonados y no podía dejar de sentir una añoranza precipitada, un cierto temor a perderlo para siempre. Y lo que era todavía peor, me preocupaba que pudiese no ser disfrutado. Que Teresa se quedase sola en aquella habitación con su botella de vino y que Armanda no pudiese cortar un esqueje del rosal que ya se había muerto, de tan solo.
Te cuesta deshacerte de él!, exclamó preguntando ambiguamente, con sorpresa. Le dije que sí. Entonces estiró las manos y le entregué el libro. Pasa solo algunas veces, solo con algunos libros.
(Me sucedió con Espejo Roto de Mercé Rodoreda)

quinta-feira, 14 de janeiro de 2010

Ficar adormecido

Antes de ficar adormecido sempre tem pequenos lances de sonhos, como pingas em que se lhe desfaz a consciência, a bocadinhos. Levanta a cabecinha e com os olhos sem vontade me vai contando:
-Mamai, sonhei agora que não vejo nunca “malos” em Sésamo...
-Porque não os há, Nicolás.
E constata então com uma pergunta que quer chegar a evidência:
-Não existem?
-Não, Nicolás, não existem. Em Sésamo não. Somos todos vizinhos. E somos bonzinhos.
E os seus olhos sem força correm felizes pelo curso do sonho. Os seus dedos, amarras de papel coladas no meu peito.

quarta-feira, 13 de janeiro de 2010

Marioneta

Este hilo de nylon que me sujeta a la vida.
A veces brilla.
Otras veces no se ve.

segunda-feira, 11 de janeiro de 2010

Aguarrás

Entre os brinquedos para as crianças às vezes os Reis Magos deixam também, sem qualquer vontade, presentes para os pais. Não são esses embrulhos de última hora que, um bocadinho afastados, levam escrito o nome do papá ou da mamai. São outros. São essas horas de domingo que depois passaremos com os filhos a construir castelos, montar as vias do comboio, pintar com os dedos (e lavar as paredes) ou mesmo, como foi em esta ocasião, a ensamblar e colorar um carro de madeira, quase um Ferrari. O pai dedicou o seu carinho, os seus pinceis e a tarde do domingo a decorar o carro que deixaram os Reis. Depois, já contra a noite, abriu a garrafinha de aguarrás para limpar o material e as nódoas da mesa. Qualquer garrafa pode ser a do gênio, e a da aguarrás tem encerrado aquele que enterra os seus pés na infância, nas horas de admiração pelo nosso pai, na inveja da sua habilidade, nas tardes a olhar para o seu trabalho demorado. Isso estava a fazer o Nicolás: olhar para o seu pai limpando pinceis. O cheiro da garrafa ligou a sua curiosidade e perguntou:
-O quê é isso, papá?
-Aguarrás, Nico. É para limpar os pinceis, porque não sai apenas com água.
Silêncio. O cheiro a ficar colado nas mãos do pai e na memória do filho. O Nico a assomar os olhos por cima da pia, a procurar. Silêncio. A procurar. Silêncio. Nas pontas dos pés. Silêncio. Eis então que salta a pergunta:
-Mas... onde é que estão as rãs?
E o pensamento do pai, devagar, a debulhar a palavra. A demorar um bocado entre a voz e a pergunta. Entre a procura do filho e a distância do simples.
A explicaçao va começar por um sorriso.
-Não, Nicolás, cá não há rãs...

domingo, 10 de janeiro de 2010

Mañana

Los ratones del alma han vuelto a morderme. El cansancio dejó las puertas abiertas y escucho sus disciplinados dientecillos mordisqueando insomnes la punta de mi voluntad. Es de noche y hace frío. El sueño se agazapa en las pestañas pero ellos me dan miedo de mañana. Miedo. Una cobardía que me acompaña desde la infancia. No se encenderán más las luces de la calle, la Navidad se termina y la mochila tiene los deberes calientes y apurados. Los ratones han vuelto a corretear por el desván de mi alma. Yo solo siento este miedo, tan familiar, de mañana.

quarta-feira, 6 de janeiro de 2010

Madurez de cristal. 13 años.

Los Reyes, un poco atormentados, le han traído un estuche de maquillaje. Lo ha estrenado sin salir de casa: los ojos perfilados con grueso trazo negro, el brillo en los labios, un toque de rímel en las pestañas. Los espejos de toda la casa sonríen complacidos a su paso y su paso se para un poquito delante de cada espejo, como si el tiempo patinara en sus marcos. A la hora de la cena hablaba como una mujer y nos ha dicho, de pronto, mientras empapaba meticulosa el arroz blanco en el huevo frito:
-Cuando sea millonaria ya tengo que hacer dos cosas.
(Ella dice que será millonaria un día de estos, no importa cuándo ni cómo, importa la certeza).
-Ah si? Y qué cosas?
-Lo primero, construir un columpio para mi amiga Carmen, pero que sea para ella sola. Y lo segundo, inventar un paquete de gominolas interminables, para Laura.
Y ha seguido con sus ojos perfilados de negro, su brillo en los labios y su rímel, muy seria, empapando el arroz blanco en el huevo frito. Mientras, los Reyes Magos, sonrieron de regreso a Oriente, más tranquilos.

terça-feira, 5 de janeiro de 2010

Noche de Reyes

Cuando él era pequeño una escopeta costaba unos céntimos. Cuenta que se los pidió prestados a un vecino para comprarla y ponérsela a sí mismo la noche Reyes. Todos tenían siempre algún regalo y él solo quería una de aquellas escopetas de balines. Para jugar. La quería para jugar. Cuando su madre llegó, cansada de trabajar de casa en casa todo el día, le hizo devolverla. Devolver la escopeta y devolver los céntimos al vecino. Todavía lo recuerda. Han pasado más de ochenta años y todavía lo recuerda.
Tal vez por esos recuerdos nuestras noches de Reyes hayan sido siempre felices e incluso hoy, cuando toda la magia hace tiempo que quiso estallar en decepciones, siento esa inquietud alegre que me viste de risas y secretos.

domingo, 3 de janeiro de 2010

Sinais da vida



O primeiro dia do ano fomos ao Rosadoiro. Tem um nome precioso, mas não é um lugar longínquo nem turístico. A Lagoa do Rosadoiro fica perto do lugar onde trabalhamos, num polígono industrial cheio de naves e oficinas, rodeado de estradas e mesmo engarrafamentos nas horas de chegada e saída do trabalho. Ainda assim, entre carros e fábricas, no Rosadoiro moram as aves, como retalhos de vida. Nos meados de Março procuro todos os anos a chegada das primeiras andorinhas, mesmo desde o carro, em quanto o carro avança e espera, atrapalhada no trânsito. Elas trazem o verão nas penas e eu fico feliz constatando o novo começo do ciclo. Mesmo, desde há anos, envio já desde o carro, um sms a todos os amigos que aguardam a chegada do calor e da luz.
Estes dias via pousadas nas árvores peladas umas aves grandes e pretas. Como fantasmas aguardando um destino. São umas aves grandes, desproporcionadas para as ramas em que pousam. Por isso, porque são estranhas e a diário não tenho tempo de parar, decidimos começar o ano olhando para esta lagoa quotidiana que pinta essa distância irreal entre o dia que vivemos e o dia que desperdiçamos. Essa casca da vida que tiramos e em que, como dizem as mães, fica toda a vitamina.
Levamos prismáticos e olhamos. Pousadas nas ramas, grandes, vimos corvos marinhos. Segundo X. são corvos marinhos ainda novos, e ainda nos perguntamos como é possível que aves palmeadas pousem em ramas.
Não foi a única surpresa. Em quanto observávamos esvoaçaram sobre a água uns pássaros pequeninhos e rápidos. O coração deu-me um salto: “Olha são aviões!” E, com efeito, são aviões, essas hirundínidas, (quer dizer: quase andorinhas), que a estas alturas do ano teriam de estar a brincar nos calores do norte de África.
Talvez seja todo um sinal de alerta que a Terra envia. Mas foi um privilégio poder estar ali e surpreender-se.

sexta-feira, 1 de janeiro de 2010

Vecinos: Otilia

Otilia tiene la voz llena de arenas, rasposa y turbia, como de bruja. Cuando sale de casa hacia la tienda, la rodean tres gatas silenciosas como un séquito. Anda siempre encogida por el frío, casi nunca sonríe, y si lo hace, es con un gesto fugaz que se desvanece. Una vez sonrió de verdad, de madrugada, se sentía enferma y pidió ayuda. La llevamos al hospital y le dejé mi abrigo. Ella sonrió satisfecha dentro de aquella ropa a pesar del dolor. No me perdí sus ojos, así que después le dije que se quedara con él si le gustaba, pero nunca más ha vuelto a ponerlo. Se diría que no se siente a sí misma envuelta en la helada y en el aire que baja por la calle vacía.
Otilia tiene la voz llena de arenas y turbia. Es de sufrir. Su marido escupía con una tos sucia desde la ventana del dormitorio. Escupía casi todo el día asomando apenas la cabeza y torturaba nuestras mañanas de domingo. Una vez ella llamó a la puerta y rascándonos con su voz, sin matices, nos pidió ayuda. El hombre se había caído de la cama y ella sola no podía levantarlo. No sabíamos nada. En el suelo de la habitación yacía el hombre medio desnudo y sucio, con la mirada de un animal acosado por la muerte. Un cáncer en la lengua acababa con su vida, los excrementos se secaban en la cama y los orines encharcaban el suelo. Otilia estuvo quieta. Se quedó en la puerta sin vergüenza ni pudor, dejándose ayudar. Lo levantamos, limpiamos. Y nunca más nos quejamos de la tos sucia los domingos. Después supimos que el médico racaneaba la morfina. X. construyó un soporte para la cama y Otilia nos sonríe fugazmente, sin voluntad, cuando pasamos por delante de su casa. El marido de Otilia murió hace unos años. No se vistió de negro y no la vimos llorar. Tal vez porque ha descubierto que si es preciso sufrir, es mejor hacerlo sin matices, sin sombras, asumiendo el dolor y la necesidad como llegan, sin alardes. Vivir en línea recta, por la distancia más corta.
Ahora su hijo ha vuelto de la cárcel, tiene la misma voz de su madre y a veces grita. Barre la casa los domingos y sacude con malas maneras a los gatos de la ventana. Pero Otilia, sigue llamando a la puerta cuando necesita ayuda. La pide con esa voz turbia, como de bruja. Con pocas palabras y con ese descaro llano de quien sabe que, antes o después, escampará un rato.