segunda-feira, 8 de outubro de 2012

Nada que ver

Arrastra los pies por el pasillo del hospital camino de los ascensores. Le han dado el alta pero va despacio. Al pasar por el mostrador de las enfermeras, galante, se despide. Sonríe, levanta pausadamente un brazo y lo confiesa:
- Me marcho. Voy a echar de menos esto...
Y la más alegre le replica:
- Pero Manuel, si protestaba usted por todo...
Y él, resignado, como quien oye un desvarío, la corrige sin ganas:
- Eso no tiene nada que ver....Nada que ver, mujer, nada que ver...
Y continúa arrastrando los pies, pesados de miedo y de nostalgia, hacia los ascensores.

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