sábado, 9 de maio de 2009

Un recodo de la vida.

Entraron en la habitación y la enfermera le trajo a la niña un pijama. Intentó ser amable y les informó sobre detalles cotidianos: el timbre para avisar, el horario de comidas. La madre agradeció con una sonrisa cristalizada y después la enfermera se fue y se quedaron solas. Madre e hija se miraron dentro de la habitación y dentro de los ojos, pero las dos hicieron que no lo habían visto. En la habitación dormía un recodo de la vida agazapado. Se miraron a los ojos y disimularon. La niña, con una madurez inmaculada, se atrevió a hacer pie en la mirada:
-Piénsalo bien, mamá: ahora voy a ser fuerte y sana para toda la vida…

La madre pensó que el amor a veces se parece al agua, no deja respirar y ahoga.

4 comentários:

  1. Piénsalo bien, mamá: ahora voy a ser fuerte y sana para toda la vida…

    Y, además de ahogar, otorga vida. Mas, hay que comprenderlo.

    Besos, Pau

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  2. No sé lo que ocurre en tu vida, Pau, pero, aún desde la ignorancia, hay una cosa que sí sé: las cosas terminan por ponerse en su sitio. Sé fuerte porque todo va a salir bien. Como dice Leiter, el agua también da vida, pero hay que comprenderlo. Un beso.

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  3. Comprenderlo y saber esperar. Claro que sí. Y además intetar arrebatar al mismo dolor sus pequeños brotes de belleza. En eso andamos. Gracias mil por seguir aquí. Beijinhos.

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  4. Cuando te ahogue, sopla, no fuerces la respiración, que te tragas el agua.
    Sal y grita, o corre, o baila,o encendemos unas velas exorcizamos los malos pensamientos.
    Un abrazo muy grande, agárrate a él si quieres cuando te pase.

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