segunda-feira, 2 de dezembro de 2013

Antes del amanecer

Malamente distingo alguna rama en el suelo. Escucho apenas mi respiración y mis pasos agrietando el silencio endurecido por el frío. Me duelen  los dedos de las manos y aún así me gusta saberme sola en el paisaje oscuro. Todavía no amanece. Los pájaros callan. Solo el frío y la noche entre las estrellas. Un cielo enorme que no conforta pero es hermoso. Apenas existo. Junto al río se ve una luz mínima y ágil. Dudo pero continúo. No puede haber nadie más a esas horas en el camino. Otra luz. Continúo. Llegando al puente ya veo un resplandor tenue y un murmullo: el maletero de un coche entre los árboles. Unas voces de hombres y mi respiración ahora inquieta. De pronto, junto a  mí, la lucecilla ágil saliendo de la sombra. Solo un cigarro y unos buenos días entre los dientes. Del maletero sacan las motosierras. Una hora dura para empezar la jornada. Leñadores.
Cuando lo cuento, ya lo sé, las motosierras no tranquilizan. No.

Nenhum comentário:

Postar um comentário