Un paseo en bici antes del anochecer. Las gallinas se han ido a dormir antes de que el sol deje enfriar el aire. Primero cae el silencio y detrás los perros. Soy vulnerable y extraña sobre las ruedas. Despacio. A mi paso ladran detrás de los portalones. Son perros irritados que levantan la voz. Ladran cuando me acerco e insisten cuando ya me he ido. Los ladridos se contagian y diseñan ecos caprichosos. Dibujan un camino que parece de ira, pero es de miedo. Me paro. La aldea, el valle, los caminos en sombra se estremecen, están temblando. Cuanto más ladran, más pavor esconden detrás de sus puertas. Volverá el día y dormitarán al sol, las gallinas puntuarán correctamente las frases del bienestar. Pero la noche no miente y siempre nos despoja.
Pero cómo puedes explicarlo tan bien y tan lindo!!! Niña, saca tiempo para escribir de debajo de las piedras, eres un lujo.
ResponderExcluirBesos
Me encanta, pero discrepo: la noche sí que miente, distorsiona la realidad y nos hace vulnerables y sí, en eso sí que estoy de acuerdo, siempre nos despoja.
ResponderExcluirLa noche nos hace ciegos. El miedo es muy antiguo.
ResponderExcluirApoyo la opinión de Amalia. Leyendote me ha parecido pasear en bici a tu lado. Bueno... tu en bici y yo en moto. Lo del camino jalonado de perros asustados parece una metafora ¿no te parece?.
ResponderExcluirMarc
Tu en moto??? eso es una novedad! Los perros asustados, (me encanta lo de "jalonado") no es metáfora, es real. A partir de una hora los perros empiezan a ladrar en las puertas de las fincas. Es como si el miedo se extendiera con las sombras.
ResponderExcluirDónde estás? beijinhos.