Esta tarde su voz, que siempre es bella, parecía mejor afinada, como un instrumento de madera antigua y templada. Con un cierto roce de cuerdas. Sonreía.
-Cómo estás?- le pregunté, segura de que estaba bien y segura de que era feliz.
-Bien, Pau, ya está aquí!
Y al decir “ya está aquí” las dos sabíamos que hablaba de su primera hija. Su primera hija y ese instante irrepetible de consciencia absoluta, de sentir el mareo de pisar sobre la Tierra y sobre el tiempo. Consciencia y,al mismo tiempo, las perspectivas improvisadas, las distancias perdidas. Mañana será diferente y ya nunca será igual.
Y después de sonreír y de decir que fue sencillo me dijo como en una fuga:
-Todavía no sé cómo cogerla.
Su voz templada atrapada en un miedo de niña. Lo recordé de pronto: no te preocupes, tú todavía no sabes, pero tus brazos han cogido a tu hija mucho antes de haberla imaginado. Déjalos hacer. Hay una sabiduría por encima de la razón. Sabes más, mucho más de lo que esperas. Eres madre.
Ya estáis aquí.
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Enhorabuena!!! Cuánto me alegro!
ResponderExcluirY sí, que deje hacer, que sabe, seguro.
Beijinhos
Así que ya ha nacido Sofía. Bienvenida sea.
ResponderExcluirBeijos