En realidad lo pensé mientras corría. Precisamente mientras corría.
Las mujeres vivimos más años. Somos más longevas. Es posible. Pero mientras corro por el camino, entre pinos y eucaliptos, pienso que, tal vez, no sea tan cierto. En realidad lo que sucede es que nos olvidamos de morir, atareadas como estamos en mantener la vida.
Todo sucede tras el primer hijo. Hago recuento de amigas y conocidas. Han desaparecido. Desaparecen, igual que yo misma, en la dulce y adictiva tarea de criar un hijo. Después es todo correr para empujar la vida y colarse en los huecos del estar de los otros. -Pero lo de los huecos es otra teoría-. Lo que importa es que todo es correr y, en esa prisa, en esa concentración permanente para que no decaiga, es posible que nos olvidemos, un día, de morir. Por eso duramos.
Lo pensé mientras corría, precisamente mientras corría. Tal vez por eso surgió la imagen tópica, jocosa y dura de una gallina sin cabeza escapando de la muerte por la propia inercia estar viva.
Caray!! Tu que no te acuerdas nunca de nada no vayas a acordarte precisamente de eso!!
ResponderExcluirEs que ahora anoto todo en el móvil... Así no vuelan las ideas... ;) bj.
ResponderExcluirEs casi tan terrible como esconderse dentro de un castaño...
ResponderExcluirQué me vas a decir! Tú viste qué tarde la de ayer? Pues después de trabajar, ir al cole, cocinar, recoger, etc. pues a la playa a coger arena para una clase de biología!!! Me sentí una gallina sin cabeza, exactamente :))
ResponderExcluirBeijos
Pues eso! Exactamente eso!
ResponderExcluirUn abrazo muy grande.
Y si le llamo al blog Remanso de gallinas...sin cabeza...? ;)
No, no...déjanos este remanso ;)
ExcluirGracias por explicar tamén o que sentimos día a día
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