Nos decimos “ya pasó” con una sonrisa que quiere ser de alivio, aunque, a veces, se nos queda atascada en un roce imperceptible de nostalgia. “Es que solo están bien mientras hay niños”. Y metemos las bolas en su caja, las guirnaldas, los pastores, los Reyes, el portal y el Niño, la Virgen, San José y la mula, el buey... Lo hacemos con cuidado. Ordenamos y envolvemos con esmero. Con ese mismo esmero con el que estos días nos hemos expresado. Pasando de puntillas por el alma. Porque la Navidad, que ya ha pasado, -sana sana-, nos hace quebradizos y pequeños, nos disuelve por dentro. Quedan a flor de piel nuestros antiguos escollos, esas durezas mal fraguadas en la infancia. Aquellas Navidades en que nos creíamos, pequeños aquiles, invulnerables.
José Luís Peixoto na Feira do Livro de Miami, 2024
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