segunda-feira, 17 de maio de 2010

Tarde

Hay tardes tan limpias y serenas que alzar la voz se vuelve pecado. Las golondrinas caen como mechones lacios y el silencio se perfila en las paredes de piedra. Camino lentamente pensando que siempre regreso. Muy lejos una moto hace harapos la dulzura y se condena. Las sombra se derrama sobre el camino: me quedo siempre atrás.

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