La vejez deja nuestro pellejo colgando y desprotege los huesos. Nuestra hechura ósea queda al descubierto y el peso de todas las distancias nos hunde los hombros. Sucede lo mismo con nuestra identidad. La vejez la enflaquece y quedan como los picos afilados de lo que hemos sido. Si hemos sido malos, parece una palabra fácil pero es muy difícil, si hemos sido malos, la maldad se hace espinas en la mirada y en la boca, en nuestra siempre infantil manera de hacernos simples para llegar a la muerte. A él le está pasando. Por eso confunde el amor con la traición como se le sucedía al Rey Lear, por eso cuesta tanto estar cerca.
El único camino es hacer el mapa de nuestro relieve, corregir las puntas, los salientes, las manías,los excesos. Anotar cuidadosamente cada recodo a corregir, repasar el trazado y esforzarse cada día. No confundir jamás el amor con la traición.
Anotar cada día quién somos y a su lado, en letra clara, lo que queremos ser de mayores.
José Luís Peixoto na Feira do Livro de Miami, 2024
Há uma semana
Pues ya me puedo ir poniendo a limar!!!
ResponderExcluirPau, no es fácil ponerse en su lugar sin dejar de estar en el tuyo, lo has hecho muy bien y de verdad me parece muy difícil,hay que escuchar mucho al corazón y poner todo el empeño en aparcar los miedos propios. Tu si que no confundes nada!
Bjs
Uf! no sé yo... es complicadísimo... muy difícil...
ResponderExcluirQue hermosas palabras! Saludos!
ResponderExcluirÉs dunha xenerosidade que abruma: o teu é amor en estado puro, o teu esforzo continúo por comprender, por perdonar, por aceptar os tremendos defectos que deixamos ao ar. Qué forma de acercarse a unha realidade que nos costa entender dende aquí, nunha idade na que non lle damos importancia ningunha ás nosas manías, que nos parecen insignificantes e perfectamente soportábeis. Tratarei de tomar nota.
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