sexta-feira, 15 de abril de 2011

Tormenta

Bajo los árboles hay un silencio espeso, de tormenta, que se puede atravesar. Llega a través de la ventana abierta y se instala en el aire. Incluso en los espejos. Una paloma ensimismada hace pequeñas curvas en el mundo que calla y, sobre la mesa, las fotos que sonríen son más lejanas. Podría caerse el cielo en un instante porque está cuajado y pleno y pesa, como saben pesar las nubes sobre los párpados del alma. Pero el cielo no se cae, es una puerta la que explota y unos gritos que se levantan como el polvo de un desplome. Luego los niños lloran y los perros ladran. Sobre la mesa las fotos fingen. En los espejos también el aire tiembla y dentro de los ojos, se esparce el miedo.

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