quinta-feira, 10 de janeiro de 2013

Poco habitual

Era temprano y estaba parado, junto a la furgoneta, en medio de la nada. Temprano: esa hora en que nada es todavía habitual. El cielo se acomoda, el viento duda, los pájaros se revuelven en las ramas.
Él estaba parado en medio del camino. La furgoneta apenas arrimada y él junto a la portezuela. Esperando por el tiempo. Un hombre maduro. Abrigo. Cabello penosamente teñido. Gafas. No reparé en más. No reparé entonces y aún ahora no podría retratarlo mejor.
Yo simplemente corría. Escuchaba mis propios pasos en la grava y respiraba. Corría también en medio de la nada y de mi nada.
Al pasar a su altura, el hombre dijo algo. Como no le entendí, aminoré la marcha y pregunté con un gesto, fatigada.
-Que si llevas mucha prisa... yo te llevo... -
Y la boca se le torció en un gesto mal aprendido de estúpida osadía.
No sé si fue precisamente el gesto o la pausa inesperada, pero sé que respondí con unas palabras crudas arrojadas con fuerza. Duras. Seguí corriendo. Pensé en mis canas, en mis años, en mi carrera torpe y en la hora. Pensé. Fui pensando. Después todo fue siendo cotidiano y todas las cosas permanecían en su sitio. Es decir, lo fui olvidando.
Pasaron un par de semanas y una mañana, ya subiendo hacia casa, pasó una furgoneta. Pasó y de pronto volvió a pasar y se paró a mi altura. Bajó un hombre maduro. Abrigo. Cabello penosamente teñido. Gafas. No reparé en más. Se dirigía a mí y aminoré el paso por si iba a hacer una pregunta. Una dirección. Un camino. Se aproximó despacio.
-Perdone-dijo.
-Sí, dígame.
-El otro día... hace unos días... creo que la ofendí. Quiero que sepa que no era mi intención. Que no quería molestarla.... Que yo solo...-
Hablaba despacio y buscando las palabras como en un cajón revuelto en que nada se encuentra.
Tardé en unir los puntos que unían los días. Pero era el mismo hombre. La misma voz.
-No se preocupe- le dije -Acepto las disculpas. Digamos que fue... un mal momento.
Subió a la furgoneta y se marchó. Yo seguí corriendo. Seguí pensando. Y, además, llegué sonriendo.

2 comentários:

  1. Fue muy extraño. Pero estuvo bien. Me dio penita...yo olvidé el incidente y él...con ese remordimiento... Estuvo bien.

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