Dice mi amiga que su madre murió en el baño, junto al lavabo. Cuando llegó a la cama ya se había muerto.
Este domingo, me dijo, entró en ese baño, en casa de “sus padres”, aunque su madre no esté. Se sentó en la taza y miró por el ventanuco que da al jardín. Solo veía unas ramas desnudas y un cielo azul. Todos guardamos viejas neurosis de la infancia, por eso ella miró para el recorte de árbol y pensó:
-si estuvieses en algún sitio, mamá, harías que viniese un pájaro a posarse en esa rama, en la que veo ahora-.
Después pensó que era febrero y que los pájaros tienen frío y los muertos también. Se levantó, y mientras respondía “ya voy estoy aquí” a la voz del niño, se lavó las manos y miró sin querer por el ventanuco: había un petirrojo, saltitando por las ramas.
Mi amiga me lo contó, pero no dijimos nada.
(A foto do ventanuco, amanhã)
José Luís Peixoto na Feira do Livro de Miami, 2024
Há uma semana
Dilhe á tua amiga que os ventanucos e os paporrubios nom existem: som os pais.
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