segunda-feira, 23 de março de 2009

Entonces y ahora


Entonces fue un vestido de seda salvaje y flores, vaporoso y largo hasta los pies. Ahora es una camiseta negra con cordones, calaveras y telarañas.
Entonces era yo y yo solo yo quien iba a vestirse así, y era mayor, y era mi dinero y hasta mi cuerpo y mi derecho a hacer el ridículo si hacía falta. Y entonces era ella, mi madre, la que dijo que no, con una sonrisa contra la que rompía mi rabia haciendo un rumor como de arena.
Ahora es ella la que es mayor, la que se va a vestir con las calaveras, la que tiene su estilo y a la que yo no comprendo, la que tiene su dinero y su derecho a ser como a ella le gusta. Y esta que sonríe debo ser yo, su madre, tan llena de recuerdos, tan convencida de que sus razones son inamovibles, que contra mí se rompen sus palabras con un rumor efervescente, como de arena.
Habla y gesticula y solo sé decirle que tiene razón. Que yo recuerdo todavía el vestido de seda salvaje y flores, vaporoso y largo hasta los pies. Recuerdo hasta mis manos mostrando el vestido que no llegué a probar. Pero es que no tiene edad para vestir camisetas con cordones y calaveras y habrá que pensar en encontrar el punto en que nuestras palabras puedan trenzarse y seguir juntas el camino de vuelta a casa.
No levantamos la voz. Aguantamos fuertemente las convicciones y no nos movimos de nuestro lugar. Pero fuimos capaces de regresar riendo.

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