quarta-feira, 10 de fevereiro de 2010

Huraño

No sé si en alguna otra ocasión me lo dijo tan claramente. Su voz en el teléfono era triste, perezosa. Una voz sin ganas un poco mordida.
-Te pasa algo papá? Estás bien?
-No me pasa nada. No me encuentro bien, eso es todo.
-Qué tienes?- sabiendo que mi tono apenas vela un deje de impaciencia porque me temo un desplante.
- No es nada… no estoy mal... es solo que es la recta final, hija. Que es el final y no me encuentro bien.
Yo sé que todavía es pronto para ser el final, pero también sé que su perspectiva es más clara que la mía, que él ve desde más alto y sobre todo, ve desde sus propios ojos. Me arrepiento de mi tono.
No sé qué responder y un instante me quedo callada. El silencio está lleno de pequeñas reticencias que callan y otorgan, así que lo aprieto como un globo para que estalle y no dure. Emito un incierto vengapapánodigasesascosas, que cambia los raíles del domingo.
Vamos a comer y paseamos. Disfruta del bacalao y del paseo. Disfruto de la conversación y de su mano apoyada en mi brazo.
Hablamos, otra vez, de su carácter huraño.
-Sabes, papá- y sé que voy a cruzar la línea prohibida- para los demás también es el final, por eso es importante decir las cosas. Importa dejar muy claro el cariño que se siente, lo satisfechos que estamos. No importa que nunca hayas sido cariñoso, importa serlo ahora. Después ya no se puede.
Ahora el silencio nos cabe en la garganta. Y la tarde nos rodea hasta dejarnos a solas.
Creo que por eso nos queremos tanto.

2 comentários:

  1. Ojalá te haga caso, aunque a ti ya te lo ha dicho, en silencio.
    Bjs

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  2. Sí, Amalia, entre él y yo a veces sobran palabras. Nos entendemos con un par de risas. Aunque otras veces no nos soportamos, claro. Lo malo es el daño que hace a los que no sienten lo que él siente. No lo sé decir. No digo que sea bueno o malo, huraño o cordial.. es así. Eso es todo. Con todas sus cosas.

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