quarta-feira, 2 de fevereiro de 2011

El doctor

La mujer iba delante de él por el pasillo. Al pasar ante una puerta vio al niño atento a un televisor, ajeno al silencio y la penumbra de la casa . Pensó en comentar algo , pero le cohibía aquella nuca triste que le guiaba, los pasos quedos y la prisa contenida. Entró en la habitación y ella, extendiendo mucho los brazos, corrió las cortinas.
-Mamá, es el doctor- dijo mientras se volvía hacia la anciana que esperaba en la cama. -Es el doctor, ha venido a verte-
La enferma, como perdida en la cama, tendió su mano temblorosa y abrió los ojos húmedos. El doctor sonrió y la tomó entre las suyas, apenas se sentían como unos huesecillos frágiles y fríos.
-Buenas tardes, doña Adela, cómo se encuentra?-
Y doña Adela se echó a llorar. Se echó a llorar con esa manera queda que tienen los ancianos de quebrarse. Con esa mueca que tensa los vértices del rostro y lo diluye.
El doctor, sin soltar la mano fría, hizo sus preguntas. La hija respondía, insegura. Doña Adela corregía. Después, como quien recoge un pájaro caído, exploró a la mujer enferma. Terminó. Escribió sin alterar la mirada sus recetas, mientras el tiempo y el dolor respetaban la tregua, arrinconados.
Hubo otra vez manos enlazadas. Lágrimas entremezcladas con la sopa de mañana y con tantas pastillas y todavía otra más. Y luego aquella frase:
-Volverá usted mañana, doctor?
Y el doctor , entonces, solo sonreía.

10 comentários:

  1. Ahora mismo quisiera llamarme Doña Adela, aunque nadie comprenda. Y tener cada día el doctor que sonría y la hija que me lo anuncie y me lo traiga. Tú y Tu, en la cabecera de mi cama, cada uno de los últimos días.

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  2. Doctora, gracias por darnos tan buena medicina en tus relatos, cuando entras en este blog uno se olvida de las dolencias del mundo. Las contraindicaciones comienzan cuando sales de el y regresas a lo cotidiano.
    bsss

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  3. Gracias, y es curioso que sea precisamente lo cotidiano lo que remansa por aquí. Gracias, me hace sentir muy bien.

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  4. jopeeee hasta rus respuestas son bonitas.... jolín tía ya no sabe una que poner... ja ja ja...
    bsss

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  5. No. No es triste, muy al contario. Es un algo grande y hermoso sentir esa confianza en la imagen, acompleja y te hace sentir pequeño ante la posibilidad de no ser capaz. No es triste cuando estás cerca de ellos, al final, preparando a unos y a otros par lo inevitable , con girones de corazón y restos de vida. No es triste si en cada una de ellas ves a tu madre, si dejas tras de tí el llanto de los que quedan y la paz de la que marcha. Si es triste, no estar siempre que te necesitan , no poder darles todo lo que se merecen, tener que seguir adelante sin poder dejar tu propia pena.
    Este comentario lo dejó "El doctor"

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  6. Para mi es triste siempre ver enfermo a alguien querido. No quiero decir con ello que no haya que estar, enfrentarlo y buscar paz en la despedida, inevitable. No tiene por qué ser demoledor y hasta a veces he sentido liberación tras mucho sufrimiento, pero para mi siempre es triste. La mía es escasa, muy personal, siempre tocándome muy dentro...no sé...

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