quinta-feira, 26 de fevereiro de 2009

Dos piropos o "Amor de hombre"


El hombrecito tiene tres años. Es mimoso. Necesita sentir cerca a mamá. Necesita posarse con los ojos cerrados en la barriga de mamá para quedarse dormido. Como arropado en la tibieza del nido. Piel. Echa de menos el pecho y la maduración en silencio.
Mamá sale de la ducha y él está hablando, con un cuento abierto en las rodillas, sentado a pie de baño. Sale mamá de la ducha y se siente hada madrina aureolada en el brillo de sus ojos.
Y entonces él, todo amor para siempre, dice:
-Mamá, tienes una barrigola grande grande! Tienes una barrigola enorme!
Y mamá, reconociendo su amor, piensa que ha de comer menos chocolate y asumir el cariño tal como viene.

El hombre tiene más de 35 años. La pareja, perfil sobre la almohada, saborea los restos caramelizados del día. Esa cola de puntos suspensivos y palabras lentas, entorpecidas de pestañas, que gotean antes de dormir.
-Eres muy guapa.
Y ella, coqueta:
-No, no soy guapa...
Pero sonríe.
Y entonces él, amor de hombre, con una caricia sobre su rostro estirando la mejilla:
-Y si te hago así un lifting...
Y ella piensa que hay que asumir el cariño sincero, tal como viene, y se deja dormir ...

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