Y entonces va la vida y se hace pequeña, pequeñita.
Nicolás aguanta unas lágrimas en el alféizar de los ojos. El abuelo junta sus cejas despeinadas mientras le habla. No escucho las palabras pero sé que si interrumpo, se romperán los dos un poquito. Espero. Me acerco despacio hacia la puerta donde ellos son perfiles y se tensan.
-... me las pides a mí, lo has entendido?
Hablaban de galletas. De protocolo y respeto. De territorio y legados. Tal vez también del poder y la obediencia, de hacerse viejo.
Hablaban de galletas.
Nicolás no deja caer las lágrimas hasta que el abuelo, lentamente, le da la espalda.
La vida entonces se hace pequeña y los años, como las galletas, carecen de importancia.
José Luís Peixoto na Feira do Livro de Miami, 2024
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