A veces empieza siendo como un hastío de una misma. Luego es simplemente dejadez. Desleixo. Holgazanería, que diría ella. Deshacerse un poquito en la corriente o dejar de ser. El placer de no existir. En cualquier caso, una incapacidad inquebrantable para disciplinarse y volver a cavar en la veta de donde sale el diminuto brillo. Dejarlo oxidar.
Un día suena una música en la espera de una llamada, o alguien tararea al pasar bajo la ventana y, de pronto, sin trámite ni aviso, los dedos recuerdan el camino y vuelven.
Otro ratito.
José Luís Peixoto na Feira do Livro de Miami, 2024
Há uma semana
Qué bonito!
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