Miro el caracol, como una lengua encapsulada, comer los brotes tiernos y húmedos de la hierba. Se acaba la tarde y solo los pájaros rezan en las ramas. El caracol, con su espiral a cuestas, se afana en su alimento. Su espiral a cuestas. De pronto la pregunta: la forma en que resbalo, el laberinto en que me pierdo. Por qué es la misma forma? Por qué ha de ser igual el caracol y la redonda obstinación de las estrellas. El caracol, la huella digital de nuestros dedos, las estrellas, el agua enloquecida en el desagüe, la espiral de la duda. La pregunta.
El caracol, como una lengua encapsulada, calla. Los pájaros se duermen, conformes, en la desamparada calidez de sus plumas. Ya sé que no hay respuesta, pero existe la duda.
Cierto, existe la duda, pero de lo que no hay duda es de que está muy bien expresado.
ResponderExcluirGracias, lulú, gracias por esta dulce visita.
ResponderExcluirDe premio. La espiral es la FORMA por excelencia.
ResponderExcluirBeijinhos