Había caído una lluvia tierna y esperada durante toda la mañana. Tal vez por eso mismo decidió calzar unas zapatillas con suelo de goma y salir a pasear. El aire tenía de pronto, sin haber sido anunciado, el tacto del otoño y ella pensó que toda su vida había sido irremediablemente cursi y aburrida en sus pensamientos y que la idea de cambiar le producía en sí misma aburrimiento. Le gustaba la humedad del aire que limpiaba e iluminaba la voz que la corregía. La señora Chelo esperaba en la puerta cuando ella pasó imprimiendo su débil sombra por las paredes. Vestía sus ropas de domingo y era solo martes. Le sonrió porque había algo de fiesta en la pausa contenida de la anciana. Respondiendo a la sonrisa, la señora Chelo trinó desde la piedra oscura anunciando: Me vienen a buscar. Estoy esperando.
Saludó con la mano y asintió. Pero se llevó disimulada la certeza de que mentía. De que nadie vendría nunca a buscarla, aunque hubiera llovido, aunque llegara de pronto el otoño con sus tintes y su voz fuese cantarina como la lluvia.
José Luís Peixoto na Feira do Livro de Miami, 2024
Há uma semana
Me resisto a que venga, me apetece acortarlo un poco, o más bien que empiece más tarde y hacer más breve el invierno.
ResponderExcluirYo sigo en veranito :)
Beijos
Me alegro de volver a leerte, Pau, de volver a conectar con tu sensibilidad y con tu arte.
ResponderExcluirPues yo estaba deseando la llegada del otoño, así estamos mas cerca de mi estación favorita, el invierno...
ResponderExcluirNunca mais escreves aqui?
ResponderExcluirBicos
Nem sei ainda. Ando com pouca vontade... Dispersa.... Voltarei, sim, acho que sim...:)
ResponderExcluirPor enquanto, beijinhos.
Querida Pau, como comenzaste el ano? Sigue escribiendo por favor! Te echamos de menos. Un beso enorme de una fan se vuelve cada dia mas fan con tus entregas. ; -)
ResponderExcluirGracias! Sí que vuelvo. Sí.
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