domingo, 19 de abril de 2009

Castigos


El pequeño empujó a su amigo y le dijo tonto con rabia. El parque estaba lleno de padres que sostenían abrigos. El pequeño empujó de nuevo a su amigo y entonces llegó su padre y lo cogió por un brazo, lo sentó en el bordillo de la acera y le dijo en un grito con sordina:
-Castigado a pensar!! Ahora te quedas aquí, castigado a pensar!
Y se fue dejándolo allí, castigado y pensando. Y será que es así, que pensar es castigo?

4 comentários:

  1. Es cierto, en los últimos tiempos cada vez me encuentro con más gente que utiliza ese "método". No me atrevería a juzgar, pero intuyo que que la asociación que comentas pensar-castigo, no debe de ser buena del todo...o sí.

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  2. Es un arma de doble filo: un niño que piensa demasiado al final se convierte en un castigo para los padres. Lo digo por experiencia ¡no hay quien pueda con los malditos!! :-DDD

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  3. En realidad creo que el padre una de dos: o en su arrebato de ira ha equivocado la expresión, o resulta que habla de memoria y no sabe lo que quiere del niño. Me imagino que su intención era: siéntate aquí y piensa por qué está mal lo que has hecho... que es diferente, pero además necesita ayuda para ello. La realidad es que pronunció esa barbaridad y los niños son bastante literales...
    Y sí, es un arma de doble filo!!!

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  4. Pues como le de por pensar mucho y de manera centrífuga, pobre amigo; ¡La que le espera!

    Dicen que por esas tierras de Dios hubo alguien que, hace ya mucho, pensó: "Y si comiera de este fruto..."

    Besos

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