Entonces no le hice caso porque la visita a la tía quiromante había sido, en realidad, simple curioseo. Pero cuando las cosas se pusieron más complicadas y no podía vislumbrar una salida en la espiral creciente e infinita de un mismo conflicto que se realimentaba a sí mismo, recordé sus palabras. A escondidas, amparada por la soledad de una mañana triste y gris, escribí el nombre propio del problema, que siempre lo tiene, en un fragmento mínimo de papel. Después lo enrollé y lo até con un hilo, no recuerdo si tenía que ser de algún color concreto, supongo que no porque de ser así lo habría hecho según las instrucciones, y lo metí en el fondo más helado y escondido del congelador. Allí sigue. De hecho llegué a olvidarlo. Llegué a olvidar que un día había creído, aunque fuera solo por un instante, en algo tan absurdo. Solo lo recordé años después en el transcurrir de una vaporosa conversación de sobremesa. Estuve tentada de ir a buscar aquel papel con aquel nombre escrito y enrollado. Sé que el conflicto duró y trabajamos mucho para solucionarlo. Que pasó el tiempo y que nada es para siempre. Pero incluso desde la firme incredulidad, prefiero no tocarlo y dejarlo estar allí, sumergido en el frío. Después de todo, es solo un pedazo de papel con un nombre escrito
Pues ya me explicarás por qué puse yo un pepel con un nombre de problema en el congelador de un frigorífico que sabrán las diosas dónde habrá ido a parar... El mío no iba envuelto en ningún hilo, iba dentro del canutillo transparente de un boli "bic".
ResponderExcluirNom pode ser... Conste que sigo sem acreditar... :)
ResponderExcluirtronquita.....
ResponderExcluirpeeeeerdoooona, pero quiero la segunda entrega de este relato
noooo!!!! no valen excusas...
apañatelas como quieras pero sigue
bssss
soy yo otra vez... es que, es que!!!!
ResponderExcluirNO VALE...
entramos, leemos, nos haces pensar, y tu tan ancha
Sigue...por donde quieras pero sigue la historia, esto engancha
Tu misterioso papelito me ha hecho recordar a unas compañeras de trabajo - todas divorciadas - y todas con lo que llamaban "sus maridos congelados" en el departamento correspondiente de su nevera. Me he reído mucho al estilo Dexter (un forense desatado).
ResponderExcluirEl anónimo anterior era Marc.
ResponderExcluirY el anterior y este de ahora (es que me lío con la firma).
ResponderExcluirOh! Tendré que buscar un nombre para meterlo en el congelador! Me encanta la idea, jeje (perdón por la frivolidad, me encanta, sigue escribiendo).
ResponderExcluirFrivolidad? Pues claro! No puede ser otra cosa!
ResponderExcluirAnónimo Marc, deberías haber probado en su día a hacer heladitos tú también...;)
Natalia, es que no sé si contnúa... Es solo así, farrapos de vida aliñados con un poco de aceite y dal.
Gracias a todos por pasar por aquí...
Yo la ponía en el horno. Pero ni así...
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