Llenamos la casa de un humo dulce de fritura y anís que envuelve palabras, risas y recuerdos. La memoria enmarañada en la sucesión de los días, recibe fogonazos, fósforos que brillan e iluminan olvidos. Canta Lluis Llach y Laura se emociona. La joven adolescente escucha y sonríe. Esta tarde en la cocina se guardará en el altillo, tal vez no muy a mano, como la manta que buscamos en las noches de invierno.
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