Hacía sol pero escuché cantar al mirlo. Cuando canta el mirlo es como si chirriase el telón de la tristeza. Desciende ese velo sobre la luz. Percibimos la distancia que hay entre las ramas de los árboles, todavía desnudas. Y se queda el alma en sombra.
Hacía sol, pero lo escuché cantar.
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