Nuestro jardín es pequeño. Nuestro jardín es pequeño y está elevado sobre el camino. Por eso, porque es pequeño y está elevado, le llamamos maceta. A nuestro pequeño jardín le llamamos maceta desde siempre. Cuando Nico nació, hace tres años, ya le llamábamos maceta.
El jardín de la abuela es muy grande, tiene estanque con peces, árboles centenarios, ángeles entre las camelias, y voces de niños los días de fiesta en los columpios.
-Abuela, tu jardín es muy grande! – dice el primo de Nico, que también tiene tres años.
-Sí, muy grande- contesta la abuela.
-Tienes un jardín enooooorme!- y ahora es la “o” la que va y viene en el vuelo del columpio.
Y Nico aclara y corrige desde su mundo:
-Jardín o maceta, también se puede decir maceta.
Y jardinero se puede decir macetero, y el enano de jardín es un gnomo de maceta.... y un jardín de infancia es la maceta de Nico.
ResponderExcluirClaro!Menudo lexicógrafo viene ahí!
ResponderExcluirEn la boca de los niños el lenguaje es diferente, nace todos los días. No hay sensación innombrable ni objeto desconocido. Ellos son los nombradores del mundo. Nace delante de sus ojos cada instante.
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